Módulo 4: ¿Qué puedo hacer yo?

De nada sirve documentarse, leer y formarse sobre igualdad de trato si luego en nuestro día a día no lo aplicamos. 

En primer lugar, es importante que nos demos cuenta de cómo actuamos y hablamos. Algunas conductas o expresiones las tenemos tan automatizadas que es muy probable que ni siquiera seamos conscientes de que las llevamos a cabo. Considero que, en muchas ocasiones, es más importante la actitud que el lenguaje; si bien, es verdad que como empleadas y empleados públicos, si redactamos escritos o formamos parte de debates formales, es muy importante que se emplee un lenguaje inclusivo pues es un canal de comunicación de una institución pública que debe representar e incluir a todas y todos los ciudadanos y ciudadanas.

En mi caso, como empleada pública, dado que no atiendo al público con asiduidad y tampoco tengo un puesto de responsabilidad, no tengo "poder" pero, por supuesto, he de tratar con respeto y de igual manera a todas las personas con las que me comunico, independientemente de su posición y condición. 

Personalmente, creo que tampoco serviría de nada ser muy correcto en el trabajo si luego no lo eres en la cotidianidad, por lo que considero que es más relevante comunicarse y comportarse de una manera inclusiva en tu día a día y esto se reflejará también en tu jornada laboral. Tampoco se trata de ser correcto "por imagen", lo ideal sería serlo "de verdad".

Dado que el mundo y la sociedad está en constante cambio, y lo que hace muchos y, no tantos años, se consideraba correcto (o, al menos, no se consideraba incorrecto) hoy puede no serlo, lo más importante es estar abierto al cambio, ser receptivo a posibles cambios de lenguaje y de comportamiento.

La verdad absoluta no existe; nadie es perfecto ni sabe cómo comportarse y comunicarse de manera completamente correcta siempre (aquí existiría una extensa línea de debate sobre qué es y qué no es lo correcto y nunca se llegaría a una conclusión puesto que, al igual que he comentado anteriormente, el mundo está en constante cambio), esto es, incluso teniendo la mejor predisposición e intención, siempre se pueden cometer fallos en el uso del lenguaje (especialmente en aquellas expresiones que se tienen tan interiorizadas que ni siquiera te das cuenta de que pueden ser discriminatorias) y, también, cada persona con la que nos comunicamos es diferente y lo que a uno puede ofender a otro no, y viceversa. 

Lo más importante es estar dispuesto a aprender, a conocer y a cambiar si es necesario, adaptarse a las diferentes realidades y, sobre todo, respetarlas.


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